Desde mi casa tengo una vista bastante privilegiada, se ven techos y sobresalen edificios, Parque Central, el contraste entre dos torres; una con apariencia integra y otra abatida por el fuego, techos invadidos de publicidad, una inmensa taza de café roja de Nescafe y una bola bicolor de Pepsi Cola son las que mas resaltan, el valle, un inmenso cerco de montanas que rodean una ciudad que intenta ser cosmopolita. Se aprecia el contraste entre el verde y ese color concreto frío, como a medida que la ciudad se acerca las nubes toman un color menos azul, menos claro.
De noche parece un cielo estrellado, se ve todo oscuro y luces alumbran como luciérnagas, sin ninguna forma aparente, pero no son más que edificios y casas, por lo que si juegas a unir los puntos de seguro se descubre la forma de alguna de las torres de Plaza Venezuela.
Tanto en la claridad como en la oscuridad, la vista hacia Coche resulta asombrosa; de día por la impresión de poco espacio, no se si es color rojo de los ladrillos, pero estoy segura que allí no es el espacio lo que abunda; de noche, parece una escena navideña la cantidad de luces, unas muy cerca de otras o todas muy cerca todas.
Sentada en el mismo sitio y sin ver tan allá, tan lejos, veo el parque de mi edificio, columpios multicolores, un tobogán alto para una niña de 4 años, una rueda, subibajas, era un sitio divertido para Christina pero por un altercado de niños decidió no bajar más, por lo que ese parque perdió mi interés, aunque no deja de parecerme agradable y divertido. Etiquetas: Tareas |
